“Soneto 116”
El amor no se deja engañarpor las trampas del Tiempo
Aunque los labios y mejillas rosados
al alcance de su curvada hoz lleguen…
El amor no se altera
con sus breves horas y semanas,
sino que lo resiste incluso
hasta el filo del juicio.
Si esto es falso y me lo demuestran,
nunca escribí, ni ningún hombre nunca amó
"El jardín del amor"
Al jardín del amor me lleguéPara ver lo que nunca antes viera:
Una capilla construida en su centro,
Donde solía jugar yo, en la hierba
Las cancelas de la capilla estaban cerradas
Y los mandamientos, escritos en su puerta.
Me volví, pues, al jardín del amor,
Donde las más dulces flores crecieran
Y lo ví ahora lleno de sepulcros,
Y vi lápidas donde antes había flores,
Y sacerdotes de capa negra entre ellas
Y en zarzas enredados mi alegría.*